jueves, 6 de diciembre de 2012


SOCIOLOGÍA DEL ACOSADOR

Lo anterior es una comprensión que, para nada, pretende justificar la conducta. El acoso o Bullying debe ser cortado de raíz y con contundencia. La conducta debe ser sancionada y el abusador debe recibir atención para aprender a canalizar su ira, tanto como apoyo para transformar ese entorno intoxicante. Padres y maestros son clave en esta situación.
Desafortunadamente, el acosador es una figura que en nuestra sociedad cumple una función especifica: les recuerda a los raros, a los distintos, qué se espera de ellos; que cambien, o que sufran por no conformarse a la norma social que los acosadores pretenden encarnar. Visto de este modo, el acosador es un síntoma de una cultura cruel, espartana, donde no somos capaces de asumir de manera explícita lo que hacemos con las nuevas generaciones; las presionamos, como cuando se alambra un bonsai, para que se ajusten a esas expectativa que imponemos sobre ellas.
Al respecto puedo contar muchas anécdotas. Me limitare a dos. La primera, de una maestra de sexto grado que utilizo como premio un cupo que quedaba para una visita guiada a una fábrica de helados. Se lo dio al acosador, varoncito popular por intimidar a sus compañeros, antes que al buena conducta de la clase, porque éste era “afeminado”.
La segunda, de un muchacho con el que trabajé en consulta. Era un joven de 14 años muy amanerado y, por una limitación cognitiva, no entendía muy bien lo que le pasaba; por qué abusaban de él en el liceo. Él vivía aterrorizado y eso se expresaba en su modo de caminar; brazos muy rígidos, pasos cortos. tengo que admitirlo, cualquiera diría que aminaba como “una damisela”.
Sin embargo pasó algo maravilloso. Me concentré en mostrarle que tenía derecho a ocupar espacio en este mundo. Como consecuencia, su caminar se relajó, su paso fue mas confiado y, casi como por arte de magia, quienes lo fastidiaban dejaron de hacerlo.
¿Qué nos dice esto? Que a la base del acoso entre adolescentes hay un mensaje social claro: “Se normal” (lo que sea que eso signifique). Por eso es tan difícil enfrentar estas situaciones, porque usualmente los padres, maestros y profesionales de la salud mental son cómplices del sistema, pensando que “lo normal” es “adaptativo”, “es mejor”, “es por tu propio bien”, entre otra mentiras y chantajes. No son capaces de percibir el daño que infringen.


¿PODREMOS SUPERAR EL ACOSO ADOLESCENTE?

Estando en la situación, lo mejor es buscar ayuda, sabiendo que podemos aprender a manejarlo y superarlo. A veces la familia es comprensiva; a veces hay una buena relación con un hermanx. Cuando esto no existe, hay maestros, consejeros, amigos… Incluso podemos recurrir a centros comunitarios o la misma Internet con sus salas de chat y sus perfiles. Estos últimos recursos pueden ser de mucha utilidad si se utilizan con precaución, protegiéndonos de los depredadores y viejos verdes. También están las bibliotecas y las actividades extra cátedra para sobrellevar el asunto y tener espacios de esparcimiento. Con paciencia y resistencia la situación mejora, a veces espontáneamente, cuando las hormonas de los compañeros se calman y un pensamiento mas adulto aparece. También cuando salimos del liceo.
Desafortunadamente, aunque la situación pase, a veces deja cicatrices que pueden ser muy profundas. Yo recuerdo como en el liceo en el que estudie muchos desertaron, simplemente porque no aguantaban la crueldad con la que nos tratábamos mutuamente. (Estoy casi tentado a decir que era una cuestión de supervivencia, con todo lo absurdo que esto es). Para mi es frecuente atender personas que requieren tratamiento para eliminar estos traumas de la adolescencia. Afortunadamente, hay procedimientos y terapias muy útiles para aceptar que pasó y que ahora estamos a salvo, en un nuevo momento y con nuevas destrezas y herramientas.
Claro, esta sería una solución individual, entendiendo que una persona no puede cambiar al sistema. Para resolver este problema tan grave, que ha causado la muerte a mas de uno (¿o acaso no saben que los adolescentes se quitan la vida para liberarse de esta presión?), hay que trabajar en el nivel social/cultural. Como comunidad, debemos apoyarnos a sanar estas heridas individuales y debemos organizarnos para luchar contra esta forma de dominación tan cruel. Cada muerte es un mensaje claro: nuestro odio a la diferencia cobra vidas. Extendiendo esta idea, espero concuerden conmigo que cada persona que rechaza a los raros, o que se hace de la vista gorda ante el abuso, es cómplice de asesinato.



Fuente:
(http://chamanurbano.org/2010/10/06/acoso-homofobico-bullying/)

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